30/8/10

el elefante bebé

Hay una compañera del profesorado donde curso que al principio me costaba identificar. Ella me saludaba siempre, pero por alguna razón me costaba retener su rostro y la mezclaba siempre con el rostro de todos los desconocidos que se cruzan a diario. Un día le expliqué que soy despistado, que no se lo tome a mal.
El sueño comienza cuando visito la casa de esta chica, una casa muy espaciosa y moderna donde predominaban los colores claros. Seguramente era el mes de diciembre porque había un arbolito de navidad como sucede en los hogares bien constituidos (en el mio jamás hubo), pero lo que más me llamó la atención fue el elefante bebé que esta familia tenía al lado del sofá.
El animal tenía el tamaño de un pequeño mueble, quizá no coincida con el verdadero tamaño de un elefante bebé, pero este detalle no cuenta. Estaba abrigado con un sweater blanco tejido a mano y un gorrito para el frío. Era diciembre dije... se ve que lo asocié con las familias americanas de las películas, esa es la razón por la cual debería hacer frío.
Me sorprendió el hecho de que tuvieran semejante mascota, entonces le pregunte a alguien que podría ser la madre de mi compañera. Pensaba en que es lo que iba a suceder con el animal cuando crezca, tanto espacio no había.
La mujer respondió:
-Ya sé que tener un elefante es difcil, pero pobre, desde que murió su padre no podemos otra cosa.
-¿Murió el padre? -me pregunté-. ¿El de mi compañera? ¿El padre del elefante?
No me animé a sacarme la duda. No me gusta reanimar el dolor de la gente.
Por fin mi compañera se unió y con ella estaba otro compañero nuestro. Nos invita a jugar a un videojuego para pasar el tiempo. Se trataba de un simulador virtual de un safari, donde entre otras cosas había que cazar elefantes.
Mis compañeros jugaban emocionados, yo recordaba un cuento que había leído hace algunos años titulado "La Sabana". No recuerdo el autor pero había un simulador semejante donde los animales se volvían reales y devoraban a los padres del niño que jugaba.
El elefante bebé había salido de este simulador, había quedado huerfano y como para pagar sus culpas la familia de mi compañera lo habían adoptado.

Fin del sueño

Guillermo

24/8/10

Salgo de un negocio y ¡zaz! me percato de que estoy con el torso desnudo. ¡Horror horror horror!
Un destello de lucidez llega a mí: esto no es normal. Por lo general me fijo bien eso de vestirme antes de salir. Aunque un leve deja-vù viene a mí (no es exactamente un deja vù, yo no tengo deja vùs, es mi error de matrix): ¿cuándo osé caminar desnuda por la calle? ¡En sueños! Y ahí me alivio: estoy soñando, es decir, soy consciente de que estoy soñando.
Entonces, ya con ropa soñada para la ocasión, decido hacer uso de mi capacidad de raciocinio en medio de un sueño. Tomo, por tanto, una nuez y la mastico (aparentemente, me inquieta cómo será soñar masticar una nuez...)
Es difícil. Siento cómo cruje la nuez entre mis dientes delanteros, hago muecas en el sueño y presiento que debo estar haciendo muecas en el mundo de la vigilia, más ridículas aún teniendo en cuenta que no existe tal nuez allí.
De repente, aparece mi padre en escena. Veo que mira extrañado cómo gesticulo y muevo mi cara. Supongo que estamos en el mundo de la vigilia, por lo que le explico "estoy intentando ver cómo es soñar masticar una nuez", lo que no parece convencerlo de que lo que estoy haciendo tenga sentido...
Despierto repentinamente. Una pena, quería seguir intentando manipular mi sueño...

zaza